¿Qué ha pasado en 100 días de viaje?
Anécdotas, reflexiones y aprendizajes de tres meses de viaje sin prisa pero sin pausa. ¿Es posible aguantar a tu familia 24/7? ¿Qué se hace con la ropa? Cosas inolvidables y otras para olvidar YA
¡He vuelto! ¡Abrid vuestros correos y vuestras bandejas de entrada que nuestras cartas viajeras han regresado y si se da todo bien, no van a desaparecer nunca más! Soy así de optimista, la verdad, porque después de 90 (+6) días de viaje ya tengo muchas cosas que contar.
Si no nos sigues en Instagram, no sabes qué ha pasado todo este tiempo. Así que voy a empezar por aquí:
¿Cuál ha sido nuestra ruta de viaje?
EEUU (35 días. Del 11 de julio al 16 de agosto):
Nueva York: mi guía de viaje
Cataratas del Niágara
San Francisco
Yosemite
Death Valley: el órdago a la grande de la naturaleza
Las Vegas
Zion Park - Bryce Canyon
Horseshoe Bend- Lake Powell- Antelope Canyon
Monument Valley
Gran Cañón - Ruta 66
Los Ángeles
Big Sur-Monterrey-Carmel by the Sea
México (26 días. Del 16 de agosto al 10 de septiembre)
Cancún
Holbox
Valladolid - Rio Lagartos
Chichen Itzá
Mérida
Campeche
Calakmul
Laguna Bacalar
Tulum
Ciudad de México
Perú (17 días. Del 10 al 28 de septiembre)
Lima
Cuzco-Valle Sagrado-Machu Picchu
Arequipa-Valle del Colca
Puno-Lago Titicaca
Bolivia (7 días. Del 28 de septiembre al 5 de octubre)
Copacabana - Isla del Sol
La Paz
Salar de Uyuni
Chile (8 días. Del 5 al 13 de octubre)
San Pedro de Atacama
Santiago de Chile
Y ya llegamos a Argentina, Buenos Aires, donde estamos ahora. Un mes aproximadamente vamos a estar por aquí, reseteando, descansando y haciendo un poco de vida normal-noturi. Y si me dejan, escribiré. Al menos iré sacando huecos para ver si lo consigo.
No quería compartiros hoy guías ni consejos de viaje sino más bien, reflexiones personales y curiosidades que me preguntan habitualmente, cosas del día a día que van más sobre la experiencia del viaje que sobre el destino.
¿Qué es lo que peor llevo?
La gestión de la ropa. Obviamente, no cargamos con muchos modelitos y ya me he acostumbrado a ir vestida más o menos igual todos los días (con lo que a mi me gusta el traperío, madre). Pero lavar la ropa es la tortura de este viaje.
Solo hay dos opciones: o la lavas a mano o en lavanderías (automáticas como las de EEUU o atendidas, que dejas la ropa y te vas). En todos los casos, inviertes mucho tiempo, esfuerzo y bastante dinero también.
En un mundo ideal, lo perfecto sería dejar la ropa y que volviera divina. Pero eso no ocurre casi nunca. Y me cabrea. Me frustra infinito que ni en las lavanderías automáticas ni en las atendidas por personas se quiten las manchas. Tú llevas la ropa a lavar y vuelve igual que la llevaste. Hay veces que dudo de que haya pasado ni siquiera por la lavadora. Lo dudo incluso cuando soy yo misma la que ha metido la ropa dentro. Sale y yo pienso: “me han vacilado, ha dado vueltas en vacío, sin agua ni nada”,
Y no es una cosa que haga de vez en cuando, no. Calculad mentalmente cuántas lavadoras ponéis en casa para saber cuántas veces tengo que enfrentarme yo a esta tortura. Cada 10 días máximo doy una vuelta completa al contenido de las mochilas porque no me quedan calcetines limpios. Un horror y un quebradero de cabeza.
Así que no me ha quedado más remedio que utilizar el jabón de la ropa que llevaba en la mochila para emergencias más a menudo de lo que estimaba. ODIO lavar a mano pero ODIO más que mis hijos vayan llenos de manchas. Me pone frenética. Eso sí, los calcetines no los froto. Si se van poniendo negros porque andan descalzos, mala suerte. El día que me parezcan deleznables, los tiro a la basura y a otra cosa. Practicidad ante todo, que aquí no hemos venido a sufrir ni a frotar.
¿Qué es lo que más me gusta?
El puro viaje me encanta. Me paso horas mirando por la ventanilla, me paro por la calle mil veces a mirar ventanas y esquinas y hago millones de fotos. Me gusta observar a la gente y llenarme los ojos de paisajes inmensos. Diría que me gusta todo y no mentiría. Tampoco mentiría si digo que hay sitios a los que volvería y otros que no.
También me encanta la comida, los mercados, entrar en las tiendas. Me gusta mucho ver qué se come en cada sitio, probar cosas nuevas aunque no me gusten y ver cómo adaptar nuestras costumbres a los alimentos de otros sitios. Ingeniarmelas para freír un huevo con patatas en Perú, aprender los distintos nombres de las judías verdes, del maíz o los guisantes, rebuscar pescado en los arcones congelados o dar con los yogures naturales sin azúcar me entretiene y me divierte.
¿Qué es lo que más me llama la atención?
Los animales que veo y que nunca vi antes en la naturaleza. Los osos, los coyotes, los cóndores, los pingüinos, los leones marinos, los zorros, los monos, los flamencos, las espátulas rosadas, los ibis y las grullas. Incluso vimos una especie de tarántula enorme y una serpiente enana supervenenosa, que me hicieron menos gracia pero ahí están. Estuvimos más cerca de lo recomendable de un cocodrilo. Aún no hemos visto ballenas (porque en Monterrey (EEUU) hacía muy mal día y en Argentina, están muy lejos) pero espero encontrármelas pronto.
He aprendido muchísimo de las culturas precolombinas, lo que me hace valorar mucho más su arte, su iconografía y su lenguaje así como su legado. Me ha llamado mucho la atención su riqueza, que desconocía. México y Perú me han abierto mucho la mente.
¿Qué hacemos con el cole?
Ya hemos empezado a seguir el curso con los libros digitales e intentamos dedicarle unas horas todas las semanas. Las tutoras se están portando maravillosamente y nos mandan pautas para que vayamos alineados y no nos perdamos. Pero también os confieso que vamos al grano de cada lección y ya. No hacemos cada ejercicio ni cada proyecto.
Creo que el mejor aprendizaje que están teniendo es el viaje en sí. Cada país es una lección por sí mismo, con culturas y costumbres diferentes, con sus animales y su flora. Es muchísimo más amplio que los libros, mucho más rico y además, lo están aprendiendo con un contexto, que es una cosa que yo echo mucho de menos en las lecciones del cole. Allí nos falta contexto y experiencia, experimentación. Aquí lo tienen todo de primera mano y nos está enriqueciendo muchísimo más. El cole es la obligación, para que este año no les penalice pero el aprendizaje está fuera, en la calle.
¿Se puede convivir 24 horas 7 días a la semana con las mismas personas sin respiro posible?
Se puede sin duda pero con mucha paciencia y mucha indulgencia. Pero a veces no me da para tanto y me enfado más de lo que me gustaría, porque Lola nos pone al límite todos los días. Pero estamos creciendo y mejorando también todos los días.
No escondo que me encantaría tener algo de tiempo de adultos. Conversaciones diferentes con gente de nuestra edad y de vez en cuando, un poco de tiempo sola tampoco me vendría mal. Pero no me quejo, no nos hemos matado ni lo haremos. Estamos mejorando la convivencia.
Y cuando me canso o me desespero, respiro y pienso que no solo he apostado por cumplir el sueño de mi vida de viajar alrededor del mundo. Además, he “comprado” un año de la vida de mis hijos, un año clave, antes de que sean más mayores y ya no sea posible disfrutar de ellos así. Para lo bueno y para lo malo.
¿Qué echo de menos entonces?
Lo único que se echa de menos es la gente. Eso de que cuando viajas, conoces gente es muy relativo. Es más fácil cuando tienes 20 años y cuando no llevas a dos niños a tu alrededor. Es más fácil saliendo de bares que cenando en casa. Es más fácil en un hostel que en un piso.
Lo de que los niños son un arma de socialización masiva tampoco es verdad o al menos a nosotros no nos pasa. Supongo que es más fácil con más pequeños, porque en los parques si niños hay de su edad e igual comentas algo con los padres de por allí, pero a nosotros se nos quedan pequeños los parques. En México, hicimos amigos y visitamos a la prima de una amiga y lo agradezco muchísimo. Pero por lo demás, hay sitios en los que no nos dirigía la palabra nadie de nadie que no fuera una camarera o un taquillero. Bueno, yo tampoco voy hablando a los guiris en Madrid, para qué engañarnos. Creo que habrá de todo en el viaje, ya veremos qué más nos depara.
Y ya lo dejo que es un tocho divino esta carta de vuelta. Gracias si has llegado hasta aquí y si quieres que cuente algo diferente, déjame un comentario, que yo feliz de resolver dudas.
Te escribiré pronto. No dejes de abrirme tu buzón.
Olé! Disfrutad mucho del viaje y de las nuevas experiencias. Me han gustado mucho tus reflexiones y comparto el odio a la ropa sucia, jajajaja. Un abrazo
Muchas gracias por todas estas reflexiones, no te imaginas lo que disfruto leyendo y viendo tus posts, es algo que yo hubiera querido hacer y me veo reflejada. Seguid disfrutando del viaje 😘